miércoles, 30 de diciembre de 2015

Capítulo 1: En el que el mapache amarillo encuentra un alfiler en un estadio por casualidad divina.



Era el 20 de Noviembre, aproximadamente a las 8 de la noche, en una pequeña ciudad cubierta geográficamente por un frente frío anunciado por las nubes de los días anteriores, y en el aire viajaba un ligero aroma a fantasía, ese aroma que baña las casas de los locos, ese fresco y dulce aliento de los árboles de navidad que ya empiezan a destacar en las calles y avenidas que de vez en cuando, por la lluvia, juegan a ser espejos de las luces de semáforos y adornos navideños colgados en puertas y ventanas de las casas.

 Entonces apareciste, así, como siempre te había esperado, de la manera en que siempre te había buscado, sin encontrarte. Eras una cascada de cabello negro, con unos hermosos ojos almendrados que me facinaron, un gusto por Kill Bill y un tierno gusto por el rock argentino, además de una buena interprete de Flaca de Andrés Calamaro en armónica, canción con la cual, por cierto, me acuerdo de tí, y de tiempos como éstos (hoy que estamos en Diciembre <3 ). En mi diario, solo ponía: "Ésta parte de mi vida, se llama Sara".
 Y comenzamos a ser uno mismo. Ambos emprendimos el vuelo como dos pequeñas aves que no sabían mucho de la vida por su corta edad, pero que saben que mientras no se separen, todo estará bien, juntos hasta el final, mi amor <3 .
:)